Ubicado en Concordia, Entre Ríos, el mítico castillo sirvió de refugio a Antoine de Saint-Exupéry, luego de que el avión que piloteaba sufriera un desperfecto. Un espacio tan lleno de historia como de leyendas.
“Lo esencial es invisible a los ojos” es quizás una de las frases más reconocidas de “El Principito”, escrito por el autor Antoine de Saint-Exupéry. Lo que muchos no saben es la mágica historia que se esconde detrás del libro más leído en el mundo después de la Biblia. Una crónica que incluye una familia, un desperfecto en el avión que en ese entonces piloteaba el escritor francés y un mítico castillo.
Se trata de San Carlos, una imponente fortaleza ubicada sobre la costanera de Concordia, Entre Ríos. Más precisamente en el corazón de una enorme selva de 80 hectáreas flanqueada por largos senderos y playas de arena.
Los restos del Castillo de San Carlos resguardan una centenaria historia que fusiona hechos ciertos con incontables leyendas y la presencia del autor y piloto Antoine de Saint-Exupéry a fines de la década del ’20.
Un desperfecto como motor de la novela
Transcurría el año 1929 cuando el novelista piloteaba su avión de la Aeropostal con rumbo a Paraguay. Durante el vuelo, un desperfecto en el motor lo obligó a aterrizar precipitadamente en ese páramo de selvas que albergaban la mansión del matrimonio de inmigrantes franceses Fuchs Valon y sus hijas Susana, de 12 años y Edda de 18.
Fueron ellas las responsables de que el piloto se acercara a la mansión. Finalmente, Antoine se instaló en el cercano hotel “Colón” y se habituó a visitar durante meses a sus compatriotas anfitriones.
Las hermanas no tardaron en llamar la atención del piloto por la libertad con la que vivían. Pero, además, las francesas Fuchs Valon vestían con un estilo propio y mantenían un vínculo muy fuerte con los animales salvajes de la zona. Es más, en una de las fotos que se conservan del escritor y unas de las chicas, Saint-Exupéry tiene entre sus manos un hurón, que ellas habían adoptado. Varias de estas cuestiones fueron las que luego utilizó el autor para escribir su famoso libro.
“Había aterrizado en un campo y no sabía que iba a vivir un cuento de hadas”, confesó más tarde el escritor en su libro, “Tierra de hombres” (1939). En el Capítulo V, titulado “Oasis”, relata la aventura en Concordia, donde terminó quedándose algunos meses conmovido por las imágenes de su infancia que dicha casona le hacían recordar.
La historia del castillo San Carlos
El Castillo de San Carlos fue construido entre 1886 y 1888 sobre una típica lomada de Entre Ríos a pedido del magnate Edouard Demachy. El supuesto conde francés disfrutó de las comodidades de su lujosa vivienda hasta 1891, cuando decidió abandonar el lugar junto a su familia.
Con 27 habitaciones distribuidas en 2 plantas, desde entonces el castillo albergó todo tipo de leyendas vinculadas a su construcción y posterior huida de la familia Demachy.
Años más tarde, un devastador incendio intencional, saqueos y actos de vandalismo arrasaron con el esplendor del castillo. Y como si todo eso fuera poco, sus ruinas sirvieron de escenario para rituales de sectas, ofrendas y escondite de personajes que escapaban de la Justicia.
Finalmente, la fortaleza (o lo que quedó de ella) fue puesta en valor en 2014. Desde entonces, miles de turistas visitan el lugar cada año y recorren el enorme parque reconvertido en Reserva Natural Municipal.
Además, una placa y una escultura inspirada en “El Principito” recuerdan la llegada de Antonine de Saint Exupéry al lugar que sirvió de inspiración para su famosa novela.