Sudáfrica ofrece una de las experiencias de roadtrip más originales del mundo: un viaje que combina viñedos históricos, paisajes montañosos y la posibilidad de hacer safaris en una misma ruta. La llamada Ruta del Vino sudafricana se extiende principalmente por la región del Cabo Occidental, a pocas horas en auto desde Ciudad del Cabo, y es ideal para recorrer a ritmo propio.
El punto de partida habitual es Stellenbosch, considerada el corazón vitivinícola del país. Fundada en el siglo XVII, esta ciudad universitaria combina arquitectura colonial, bodegas centenarias y una escena gastronómica de primer nivel. Desde allí, caminos bien señalizados conducen a viñedos rodeados de montañas, donde se producen varietales como Pinotage —uva emblemática sudafricana—, Chenin Blanc y Cabernet Sauvignon. Las degustaciones suelen incluir recorridos por los viñedos y propuestas de maridaje con productos locales.
Siguiendo la ruta aparecen Franschhoek y Paarl, dos destinos clave para quienes buscan experiencias enogastronómicas más sofisticadas. Franschhoek, de fuerte herencia francesa, suma tranvías turísticos que conectan bodegas sin necesidad de conducir, mientras que Paarl destaca por su imponente paisaje natural y bodegas familiares. En todos los casos, el viaje en auto permite detenerse en miradores, mercados rurales y pequeños pueblos que no figuran en los circuitos tradicionales.

Ruta del vino en Sudáfrica: roadtrip entre viñedos y safaris
Lo que vuelve único a este roadtrip es la posibilidad de combinar vino y vida salvaje. A pocas horas de las zonas vitivinícolas se encuentran reservas privadas y parques naturales donde es posible realizar safaris en busca de los “Big Five”: león, elefante, rinoceronte, búfalo y leopardo. Algunas estancias ofrecen alojamientos boutique que integran catas de vino con salidas guiadas al amanecer o al atardecer, creando una experiencia que une lujo, naturaleza y aventura.
La Ruta del Vino en Sudáfrica también se destaca por su enfoque en la sustentabilidad y el turismo responsable. Muchas bodegas trabajan con energías renovables, prácticas orgánicas y programas de desarrollo comunitario, lo que suma valor al viaje.
Este roadtrip es ideal para quienes buscan algo más que paisajes: una travesía donde el camino conecta sabores, culturas y ecosistemas, y donde cada kilómetro ofrece una nueva forma de descubrir Sudáfrica.






