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Los 10 pueblos del país más bonitos según los argentinos

Miles de argentinos votaron en redes sociales cuáles son los pueblos más lindos para visitar en el país en modo turista. Incluso, muchos afirman que después de visitarlos, decidieron radicarse en estos destinos.

Se trata de una encuesta de la Revista Lugares que puso en debate cuáles son aquellas localidades idílicas o “de postal”, resultando un viaje imposible de evitar para cuando se hace turismo. La Patagonia y el norte se llevan las principales miradas.

El listado de los pueblos:

Purmamarca (Jujuy)

Foto: camtur.com.ar

“Dejó de ser un apacible pueblito de la quebrada desde que el turismo lo adoptó gracias a su icónico Cerro de los Siete Colores, la plaza poblada de artesanos y una hotelería para exigentes, relata el medio. En el restaurante de El Manantial del Silencio despuntó la reinterpretación de la cocina andina de la mano del chef Sergio Latorre, que logró rescatar la carne de llama, la quinoa y el amaranto. El Paseo de los Colorados es un sitio obligado. Es un camino de 3 km que avanza entre cerros de tonalidades insólitas y la Cuesta de Lipán, hasta las Salinas Grandes.

Cachi (Salta)

El informe destaca que las casas de este pueblo son blanqueadas, los letreros en madera de cardón y los faroles presentes en sus calles de impronta colonial. Aseguran que no son casuales ya que en 1978 se llevó a cabo el primer plan de preservación urbana del pueblo. Afirman que el tiempo anda a otro ritmo, pero también pasan cosas: los viñedos extienden su dominio, con las bodegas Isasmendi y Miraluna y sus cosechas de altura (a 2.500 metros) y un restaurante como Viracocha, que propone platos norteños aggiornados, más allá del tamal y la empanada.

El Chaltén (Santa Cruz)

“De bastión de soberanía a meca del trekking argentino, es de los pueblos más jóvenes, con apenas 35 años”, consigna la revista. Prevalecen las camperas de pluma y el windgurú es tan importante como aprender que el nombre original del cerro que todo lo domina no es Fitz Roy sino “Chaltén” (montaña que humea). Así lo nombraron los tehuelches, creyendo que se trataba de un volcán. El cara a cara con los lagos, los glaciares y esos picos puntiagudos como el Poincenot y el Torre sólo es posible recorriendo más de tres kilómetros a pie.

Villa La Angostura (Neuquén)

Foto: Infobae.

Lugares subraya que el destino más exclusivo de los Siete Lagos renació, paradójicamente, después de la erupción del volcán Puyehue, que lo cubrió de cenizas en 2011. El lago adquirió el color del Caribe. “Las playas se ven amplias y claras. La vegetación es más verde y tupida. Junto con la naturaleza, surgieron nuevos emprendimientos, hasta domos en medio del bosque”, describieron. El tradicional viaje en catamarán hasta el Bosque de Arrayanes ahora también se puede hacer a bordo de embarcaciones más pequeñas y en horarios flexibles.

Tilcara (Jujuy)

Se trata de la capital arqueológica del noroeste (por el célebre Pucará) y el mejor centro de servicios de la Quebrada. Se multiplican posadas, restaurantes y peñas folclóricas por sus calles, además de ser sede privilegiada del Carnaval. Presenta un claro perfil bohemio. Desde allí sale la caravana de llamas: un simpático trekking con camélidos cargueros que organiza Santos Manfredi.

Iruya (Salta)

Iruya pertenece a Salta, pero se accede desde Jujuy. “El camino es una fiesta. Las vistas son impresionantes, sobre todo al atardecer, cuando la luz enciende los colores de los cerros. Y se pone mejor cuando a los 4.000 metros, en el límite con Salta, empieza la bajada de cornisa”, detallaron.

Luego de distintas curvas aparece la imagen de la iglesia amarilla de cúpula celeste con la peña vertical que la enmarca, que parece colgar de los cerros. Hay un sinfín de construcciones, a un lado y otro del río, la rodean. Pero no le quitan encanto.

San Antonio De Areco (Buenos Aires)

A sólo 115 km de la Ciudad de Buenos Aires, es uno de los pueblos que mejor cultiva la tradición. “Se mantiene vivo y colmado de emprendedores que adoran su equilibrio entre lo antiguo y las nuevas tendencias. Atrae tanto por su historia, su huella gaucha y pulperías, como por su buena mesa y originales hospedajes”, describieron desde Lugares. En tanto, indicaron que “los talleres de orfebres invitan a admirar el trabajo y talento de plateros; lo mismo pasa con los sogueros, que aún trabajan el cuero con técnicas ancestrales”.

La Cumbrecita (Córdoba)

En el informe se recordó que “las familias de pioneros alemanes veraneaban acá mucho antes de que hubiera asfalto y tantos turistas que hizo falta declarar al sitio “pueblo peatonal”, con playa de estacionamiento”. Se debe trepar a pie las colinas de robles y adebules que llevan al arroyo Almbach o subirse al trencito de Peñón del Águila (parque con tirolesa, rappel, comidas y cerveza artesanal). Tiene dos sitios obligados: la iglesia diminuta (1967) y las empanaditas de frambuesa de Edelweiss, restaurante a cargo de Beli Mehnert, nieta de la pionera Liesbeth Gitter.

San Martín De Los Andes (Neuquén)

Foto: neuqueninforma.gob.ar/

Cuenta con una arquitectura típica de montaña, la variedad de alojamientos y actividades (se consolida como Capital Nacional del Mountain Bike), la temporada invernal en el cerro Chapelco y los veranos en el lago Lácar. Es uno de los pueblos perfectos tanto para visitar como vivir. Al lago se lo puede explorar en una navegación en barco, hasta las playas de Quila Quina o hasta el paso Hua Hum, territorio de selva valdiviana que lleva a la cascada Chachín.

San Javier (Córdoba)

Foto: tripadvisor.com.ar

Se trata de un pueblo Traslasierra en el cual se puede dar la vuelta a la plaza en burrito, hay casas de adobe, calles de tierra, fábricas de aceite de oliva y tres bodegas. La nota plantea que son muchos los que rehuyeron de la vida urbana para instalarse en este valle magnético y desarrollar emprendimientos ligados a la naturaleza. Los lugareños y turistas orbitan alrededor del bar de Mario, el supermercado Machín y la tienda Los Olivos.

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