La paradisíaca playa llena de misteriosas esferas de piedra en Nueva Zelanda

La paradisiaca playa llena de misteriosas esferas de piedra en Nueva Zelanda

Las piedras de Moeraki, en la costa de Nueva Zelanda, son un fenómeno natural que fascina a geólogos y turistas por igual. Algunas llegan a medir hasta dos metros de diámetro y alimentan leyendas locales.

Un fenómeno en Nueva Zelanda

En la costa este de la Isla Sur de Nueva Zelanda, a lo largo de la playa de Koekohe, se encuentra uno de los fenómenos naturales más intrigantes del país: las Piedras de Moeraki. Estas enormes esferas de roca, con diámetros que varían desde unos pocos centímetros hasta más de dos metros, capturan la imaginación de visitantes y científicos por igual.

Formadas hace aproximadamente 60 millones de años, estas rocas son concretaciones, formadas a partir de la acumulación de carbonato de calcio alrededor de núcleos de material orgánico en sedimentos marinos. Con el tiempo, la erosión costera fue revelando estas esferas, creando una escena casi surrealista en la playa.

Las piedras de Moeraki, un misterio que no deja de sorprender

Para los geólogos, las Piedras de Moeraki son una ventana al pasado geológico de la región de Nueva Zelanda. Los estudios sugieren que su formación se asemeja a la de las perlas, pero a una escala mucho mayor y en condiciones muy distintas. Este proceso de concreción, aunque conocido, sigue presentando preguntas sobre las variaciones en tamaño y la perfección de las formas esféricas.

Sin embargo, no solo los científicos encuentran fascinación en estas formaciones. Los turistas que visitan la playa de Koekohe son atraídos por la oportunidad de ver y fotografiar estas curiosas estructuras. La mitología maorí también juega un papel en la magia del lugar, con leyendas que describen las piedras como calabazas y cestas de anguilas varadas de la gran canoa Arai-te-uru, que naufragó en la costa.

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Un fenómeno natural

El Departamento de Conservación de Nueva Zelanda trabaja para preservar este sitio único, implementando medidas para proteger tanto las piedras como el entorno natural de la playa. Para ello, se establecieron caminos y plataformas de observación para minimizar el impacto de los visitantes y asegurar que las generaciones futuras también puedan maravillarse con este fenómeno.

En definitiva, las Piedras de Moeraki continúan siendo un símbolo de la rica historia natural de Nueva Zelanda y un testimonio del poder transformador de la naturaleza. Ya sea desde el punto de vista científico, cultural o simplemente por su belleza escénica, estas esferas de piedra seguirán intrigando y fascinando a todos los que las contemplan.

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