Ubicado en Escocia, este pequeño pueblo europeo atrae la atención mundial por sus particulares regulaciones.
Firhall es conocido por su belleza natural y su entorno montañoso. Pero también por sus particulares normas de residencia que generan tanta polémica como interés. Sucede que en este pequeño pueblo ubicado en la región de Highlands, Escocia, están prohibidos los niños.
Son muchas las regulaciones de este pueblo. Entre ellas destaca la prohibición de tener más de un perro y la exclusión de otras mascotas como patos, conejos, palomas y abejas. Sin embargo, la norma que más llama la atención es la prohibición de que los niños, residan de forma permanente en el pueblo. Una regla que convierte a Firhall en un respiro ideal para aquellos mayores de 45 años que buscan paz y tranquilidad.
Las condiciones establecidas para vivir en Firhall no necesariamente reflejan un odio hacia los niños, explica Lesley-Ann Fraser, agente inmobiliaria del lugar. Al respecto, explicó que “la intención nunca fue esa”, y aseguró que Firhall realmente ofrece es “un refugio pacífico para adultos mayores”.
David Eccles, que fue presidente de la junta de vecinos de Firhall, también enfatizó en entrevista con la BBC, que muchos de los residentes tienen nietos, a quienes se les permite visitar, pero no residir: “Esto hace que las familias mantengan vínculos sin perturbar la tranquilidad que los habitantes buscan”.
Un entorno pacífico
La historia de Firhall comenzó hace 20 años, cuando fue diseñado específicamente para atraer a adultos que deseaban un entorno sereno para vivir y que no les moleste ningún ruido a la mañana, por ejemplo, que les genere incomodidad para vivir cada día, como ocurre en las ciudades con muchos niños.
“Este pueblo escocés, a las afueras de Nairn, en el estuario del Moray Firth, es impecable y elegante, un conjunto de casas unifamiliares con vistas a un lago. No hay ninguna valla entre el agua y yo, ni nada que separe un jardín de otro. Aquí tampoco hay monopatines. Ni balones de fútbol. No hay ruido. Tardo un rato, pero caigo en la cuenta: Firhall es el primer y único pueblo de Gran Bretaña en el que los niños están prohibidos, y se nota”, escribió la periodista de The Guardian Julie Bindel en una de las primeras piezas periodísticas sobre el lugar.
Si bien la política de no permitir que los niños vivan en el pueblo generó especulaciones y curiosidades, lo cierto es que los residentes disfrutan de la calma y la serenidad que esta norma les proporciona.
De hecho, para Edwina Ellis, residente de Firhall, la belleza y la atmósfera del lugar son los principales atractivos. “Hay muchos pájaros y una riquísima vida salvaje. Ves ardillas todos los días. Es sencillamente un lugar hermoso para vivir”.
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Por otra parte, las visitas de los nietos y niños son permitidas de manera controlada, lo que permite a los residentes disfrutar de momentos familiares especiales sin alterar la tranquilidad constante del lugar.
A pesar de la controversia, Firhall sigue siendo un lugar atractivo para quienes buscan un retiro tranquilo. Con sus 93 propiedades, el pueblo ofrece una combinación de belleza natural y un estilo de vida sereno, ideal para sus residentes. Sin niños, el sonido predominante es el canto de los pájaros y las tranquilas conversaciones de los vecinos.