La producción original de Netflix anunció su segunda temporada. Emily en Paris está basada en la historia de una publicista veinteañera que abandona su Chicago natal para trabajar en el viejo continente.
Los desafíos son muchos, comenzando por el idioma, pero Emily continua firme y decidida a avanzar en su proyecto.
Apenas aterrizado ese avión en Paris, comienza la aventura. La serie no escatima en imágenes de los más emblemáticos lugares y además, nos deleita con paseos por el sena, con delicias gastronómicas y con las bellas luces de la noche en la capital francesa.
Pero también nos invita a vivir la magia de esta ciudad como un auténtico parisino.
Le Marche Des Enfants Rouge: ubicado en Le Marais, el mercado de los niños rojos (esa es su traducción) lleva ese nombre por el lugar que antiguamente pertenecía a un orfanato de niños en guardapolvos rojo. Es un mercado tradicional de Paris donde podrás hacer las comprar de productos típicos pero además cuenta con puestos para sentarse a comer bien y barato.
Boulangerie Moderne: entre las reseñas de TripAdvisor, esta patisserie tiene un puntaje de 4.5. Recomendados: pain au chocolat y croque monsieur. Ideal para un takeaway y a seguir recorriendo Paris. La podemos encontrar en 16 Rue des Fossés Saint-Jacques, a metros del Pantheon.
Le Grand Vefour: a la protagonista le resulta imposible conseguir una reservación en este, uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad. Le Grand Vefour cuenta con dos estrellas Michellin y un menú cuesta entre 200 y 300 Euros!
Atelier des Lumières: el Taller de las luces, en el distrito XI, es un centro de arte digital con exposiciones inversivas que rinden homenaje a grandes nombre de la historia del arte. Se proyectan en el suelo y en paredes de más de 10 metros de altura. En la serie, los protagonistas pasean entre las estrellas de Van Gogh.
“Estás en el café más de genial de París” le dicen a Emily. “Café de de Flore era el hogar de Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Todo el mundo en París venía a verlos. Pero por mucho tiempo, el café de allí (queda exactamente enfrente) Les Deux Magos, era el más genial. Hemingway y Picasso solían beber allí. A Sartre y de Beauvoir les parecía muy burgués y huyeron al Café de Flore porque estaba vacío y de repente, Café de Flore se volvió más genial.
No podemos cerrar esta nota sin mencionar la filosofía de vida que adopta gran parte de los habitantes, no sólo de París sino de toda Europa. En la película Comer, rezar, amar un italiano interpela a Julia Roberts y le dice ustedes los americanos no saben nada de placer, trabajan demasiado, los italianos tenemos un dicho: Dolce far niente, que significa la dulzura de no hacer nada. Algo similar ocurre en Francia, cuando un colega le dice a Emily: los americanos no equilibran bien, viven para trabajar y nosotros trabajamos para vivir.