Esta peculiar atracción llena de chicles fue nombrada uno de los cinco lugares de interés turístico con más gérmenes en 2009.
El muro de los chicles
En pleno corazón de Seattle, debajo del Pike Place Market, se encuentra una de las atracciones más inusuales de la ciudad: un muro de 15 metros de largo y 4,5 de alto cubierto de chicles usados. Lo que comenzó como una excentricidad local, hoy es un símbolo peculiar del turismo urbano.
El origen de una tradición curiosa
La “pared de los chicles” de Seattle: una extraña (y llena de gérmenes) atracción turística
La “pared de los chicles”, o Gum Wall, tiene una historia tan peculiar como su apariencia. En 1993, los primeros chicles comenzaron a pegarse en el muro como una protesta improvisada por personas que hacían fila para entrar a un teatro cercano. Ante la molestia de la espera, comenzaron a pegar su goma de mascar usada en el muro del callejón. Aunque en sus inicios el personal intentó limpiar la pared varias veces, en 1999 se decidió dejarla tal cual estaba, convirtiéndose rápidamente en una atracción turística no oficial.
Hoy, este mural colectivo, cubierto por una capa de goma de mascar que supera los 10 centímetros de espesor, es un lienzo donde los visitantes dejan su huella. En él se pueden ver nombres, figuras como corazones y símbolos de paz, todos creados con chicles usados.
Una atracción “poco higiénica”
El muro fue nombrada uno de los cinco lugares de interés turístico con más gérmenes
La Gum Wall no solo es famosa por su peculiaridad artística, sino también por su reputación poco higiénica. En 2009, fue catalogada como uno de los cinco lugares turísticos con más gérmenes del mundo. Sin embargo, esto no detiene a los visitantes, quienes llegan en masa para dejar su marca en este extraño ícono de Seattle.
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Cómo llegar y qué esperar
Ubicada en un callejón bajo el Pike Place Market, uno de los mercados más emblemáticos de Seattle, la Gum Wall combina lo absurdo y lo fascinante. Su ubicación estratégica hace que sea un punto obligado para quienes visitan la “ciudad esmeralda”.
Aunque no sea la atracción más convencional, la pared de los chicles ofrece una experiencia única y un vistazo a la creatividad y humor de quienes contribuyen a su crecimiento día a día. Solo tenés que asegurarte de llevar un chicle y estar listo para ser parte de esta peculiar obra de arte colectiva.
