Con el comienzo de enero, se empiezan a formar los imponentes túneles de hielo en la cumbre del Cerro La Torta en Esquel, Chubut. Se trata de un espectáculo natural que se puede disfrutar por pocos días y que cada año genera una atrayente experiencia en miles de turistas. Desde mediados de mes, excursiones acercan a los viajeros que quieran maravillarse con este efímero fenómeno de singular belleza.
La postal es majestuosa: senderos tubulares conformando un laberinto cilíndrico con cielorraso escamoso y cóncavo, cuyos pasadizos están conectados por paredes de hielo. Se trata de un tubo de hielo de más de 100 metros de longitud y unos diez metros de diámetro, que se forma fruto de la acumulación de nieve de todo el año al pie de una cascada, que empieza a derretirse con el calor del verano.
Al estar al reparo del sol, el hielo sufre un descongelamiento inverso (de adentro hacia afuera), conformando estos túneles ramificados que pueden recorrerse por dentro y que se encuentran a nada menos que a 1900 metros sobre el nivel del mar.
Los visitantes sólo pueden llegar hasta este lugar con guías autorizados, contratando excursiones que insumen unas seis horas y que están calificadas como de dificultad media.
El recorrido arranca en Esquel, con un primer tramo de 50 kilómetros por un bosque de lengas, que se recorre en vehículos 4×4. A continuación, tras una hora de trekking bordeando el Arroyo Irigoyen, se arriba a la cascada de 45 metros de altura, ubicada en la base de la colina.
El lugar, además, es un punto panorámico único para contemplar el Parque Nacional Los Alerces y un paraíso para los adeptos al avistaje de aves.
Fotos: Secretaría de Turismo y Producción de Esquel