La imponente escultura del Cristo Bendicente, ubicada en la cima del cerro San Javier, se consolida como un emblema de fe y turismo en Argentina.
Una joya en Tucumán
Enclavado en lo más alto del cerro San Javier, en la provincia de Tucumán, el Cristo Bendicente no solo se ha convertido en un icono local, sino también en un destino imperdible para los amantes del turismo religioso y de paisajes impresionantes. Esta majestuosa escultura, que alcanza los 28 metros de altura, ostenta el título de ser el sexto Cristo más alto del mundo.
Inaugurada en 1942 tras cuatro años de planificación y arduos trabajos, la obra fue creada por el reconocido escultor tucumano Juan Carlos Iramain. Desde entonces, se alza como un símbolo de paz, con su brazo derecho elevado en una postura de bendición. Su emplazamiento estratégico permite a los visitantes disfrutar de una vista panorámica de las montañas y los bosques circundantes, lo que añade un atractivo adicional a la experiencia.
Un reto monumental
El Cristo Bendicente: una joya de Tucumán que se alza entre las más altas del mundo
La construcción del Cristo Bendicente implicó un desafío logístico significativo. Desde su taller en San Miguel de Tucumán, las piezas de la escultura fueron transportadas durante 12 meses hasta la cima del cerro, gracias al esfuerzo de cientos de personas. Una vez en el lugar, se procedió al ensamblaje de sus componentes y a la preparación del terreno para la instalación final. En su base, una placa conmemora la ocasión con la frase: “Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”
Un legado que trasciende el tiempo
El legado de Juan Carlos Iramain no solo se preserva en la magnífica escultura, sino también en el Museo Iramain, inaugurado en 1973 tras la muerte del escultor. En una sala especial debajo del Cristo Bendicente, descansan los restos del artista, sellando su vínculo eterno con su obra más destacada.
Entre los gigantes del mundo
El Cristo de Argentina entre los más altos del mundo
El Cristo Bendicente se encuentra en un lugar privilegiado dentro del ranking de esculturas de Cristo más altas del mundo. Solo es superado por colosos como el Cristo del Otero en España (30 metros), el Cristo Redentor de Río de Janeiro (38 metros) y el Cristo Rey en Polonia (48 metros).
Un destino en auge
Con el paso de los años, el acceso al cerro San Javier ha mejorado considerablemente, lo que ha permitido un aumento en la cantidad de turistas que visitan este emblemático lugar. El Cristo Bendicente no solo atrae a peregrinos, sino también a quienes buscan admirar su majestuosidad y disfrutar de la belleza incomparable de los paisajes tucumanos.