La cuarentena dio vía libre a los animales, que disfrutan de la calma de las calles vacías, los campos sin producción y las aguas sin tráfico marítimo. Algunos salen en búsqueda de alimentos, otros simplemente salen a explorar lo que, en realidad, es parte de su hábitat con el plus de disfrutar de la baja contaminación y la escasa actividad humana.
Con estos acontecimientos han surgido todo tipo de conjeturas: «El planeta se cura», «La naturaleza recupera lo que es suyo», «Los animales reclaman su hábitat».
Delfines en el puerto de Estambul, patos en los canales de Venecia, cabras, jabalíes y vacas paseando por las calles de Europa son algunas de las postales que recorren el mundo.
Sin ir más lejos, en nuestro país se han divisado especies que hace años no se dejaban ver como es el caso del yaguareté en el Parque Nacional Iguazú o del ciervo de los pantanos en el Delta.
Y por los Bosques de Palermo, en plena ciudad de Buenos Aires, los patos y gansos parecen haberse adueñado plenamente de los circuitos deportivos porteños.