Así se vive en Yakutsk, la ciudad más fría del mundo

Así se vive en Yakutsk, la ciudad más fría del mundo

Yakutsk, la capital de la República de Sajá (Yakutia) en Siberia oriental, es conocida como la ciudad más fría del mundo. Con temperaturas invernales que pueden descender por debajo de los -50 °C, la vida allí exige una adaptación extrema tanto física como cultural.

Durante gran parte del año, Yakutsk está cubierta de nieve y hielo. El invierno puede durar hasta nueve meses, y los días más fríos se registran entre diciembre y febrero. Los habitantes, acostumbrados a estas condiciones, visten varias capas de ropa térmica, botas de piel y gorros de piel de zorro o reno, elementos esenciales del atuendo cotidiano. Las actividades diarias están ajustadas al clima: por ejemplo, se evita pasar mucho tiempo al aire libre y los autos se dejan encendidos todo el día para evitar que se congelen los motores.

Las casas están diseñadas con un aislamiento térmico extremo. Muchas están elevadas sobre pilotes debido al permafrost (suelo permanentemente congelado), que impide la construcción de cimientos tradicionales. El sistema de calefacción centralizada, fundamental en este entorno, mantiene interiores cálidos y habitables.

Así se vive en Yakutsk, la ciudad más fría del mundo

Así se vive en Yakutsk, la ciudad más fría del mundo

Pese al frío extremo, Yakutsk es una ciudad viva y funcional, con universidades, teatros, museos y una vibrante comunidad artística. Tiene una población de más de 300.000 personas, muchas de las cuales pertenecen a grupos indígenas como los yakutos. La lengua yakuta y las tradiciones locales conviven con la cultura rusa, generando una identidad regional muy fuerte.

Los mercados locales venden carne de reno, pescado congelado que se corta como si fuera pan, y productos que resisten el clima extremo. En invierno, la respiración se vuelve visible como una nube permanente, y los párpados pueden congelarse si uno no toma precauciones.

La gente de Yakutsk vive con orgullo y resistencia. Para ellos, el frío no es una desventaja, sino parte de su identidad. En un mundo que asocia calidad de vida con climas cálidos o templados, Yakutsk demuestra que también se puede florecer bajo el hielo, con ingenio, comunidad y una fuerte conexión con la tierra.

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